Los ángeles, al caer el sol, huyeron despavoridos como almas que lleva el diablo. La razón era precisamente esa, las sombras del ejército de Lucifer, los ángeles negros, se hacían dueños de la noche y atacarían, sin dudarlo, a cualquiera de ellos que se atreviera a mantener su presencia en las calles.
Ana se despistó. Sobre ella cayeron cinco «malos espíritus» que destruyeron su dignidad.
Tras el sufrimiento, se recompuso y, clamando al cielo venganza, los alcanzó uno a uno. Venció.
Juró a las puertas del cielo y regresó a La Tierra. Aquello no le ocurría a nadie mientras ella fuera su Ángel de la Guarda.
oye, si esa es la versión para "ellos"...¿dónde está la versión para "ellas"? que me parece a mí que esa no me va a guardar nada..jejeje
ResponderEliminarMyriam
Y ella ¿qué es lo que se encarga de guardar exactamente? ejemmm
ResponderEliminarMuy buena... digo muy bueno este blog tuyo jajajaja. A mi que me guarde lo que quiera jajaja
ResponderEliminarJ.A.
¡¡¡Venga ya tío!!!
ResponderEliminarUmmm... sin comentarios... Cuñi.
ResponderEliminarjajajaja que jodio!!!
ResponderEliminarCArmen
Myriam: Y quién dice que esta no es, también, versión para ellas?
ResponderEliminarJesús Bravo: Bueno, guardar, guardar... la verdad...
J.A.: Siempre pensando en lo único.
ANÓNIMO: jajaja
Cuñi: a veces es mejor.
CArmen: lo sé, jajaja