martes, 24 de septiembre de 2013

«Ring, ring, ring»

Extraído, sin permiso, de San Google.

El viejo dicho que había escuchado más de cien veces, en este caso, no tenía razón:«si no hay noticias, son buenas noticias»; o al menos el no lo entendía así.

Cada cinco minutos miraba el teléfono. Estaba encendido, ¡claro que estaba encendido!, siempre lo estaba. Comprobaba el volumen varias veces, sabía que, en el trabajo, tenía que mantenerlo en silencio, pero no podía hacerlo. Esperaba aquella llamada.

De repente el aparato comenzó a sonar, vibrar e iluminarse, de una manera casi diabólica, justo en plena reunión de recortes. Deseaba aquel instante como agua de mayo. Podía ser el inicio de una nueva etapa, de una nueva carrera profesional.

Los asistentes a la junta le recriminaron con la mirada. El se excusó, cargó sus pulmones de aire limpio y se dispuso a contestar.

Número desconocido, ¡bien! Es este —pensó—. ¡A llegado el momento! 
Contestó, pero se desilusionó. Sólo era publicidad.

4 comentarios:

  1. Y yo me dije....:si era el inicio de una nueva carrera profesional,.....y como detrás de todo gran hombre, hay una mejor mujer,...segur que estaba esperando la llamada de la "churri", y ésta, le pegó el tranque....¡¡Mardita traidora!!

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  2. Lo peor de esa llamada que esperas ansioso y que no llega, viene a sonarte en el justo momento que más liado estás, y si lo coges... ¿y quién eraaaaaaaaaaa......? ¡¡¡mardito roedó!!!

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  3. Jajaja es que cuando tienes razón, tienes razón. El jodido teléfono siempre suena en el peor momento.

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