viernes, 12 de octubre de 2012

«De acampada en el paritorio»


Un «whatsapp», que ahora es la forma más común de comunicarse, nos alertó y puso en marcha. El mensaje rezaba: 4 cm de dilatación, cuello borrado. Vamos al hospi.

Nos pusimos las pilas. Colocamos a los niños en casa de la abuela y para allá que vamos.

Los hospitales son lugares lúgubres, fríos y por momentos tenebrosos. A las 21:00 horas ya hay poca gente. Tras pasar por el túnel elevado que comunica dos edificios, y que parece más un túnel de viento por la corriente existente en su interior, llegamos a la sala de espera del paritorio. Todo listo: la bolsa con los bocatas, el agua, las chuches para endulzar la noche, el Ipad, tarea del cole... Ahora a verlas venir.

Las dos primeras horas pasan fugaces. Las familias con las que compartimos el lugar se van marchando alegres con la llegada de su nuevo miembro ―o miembra, no sé―. Otras van llegando, con los nervios, las esperanzas y las bolsas parecidas a las nuestras. La tercera hora empieza a ser aburrida. Nos vamos quedando solos.

Las noticias escasean. El anestesista ―o anestesisto, no sé―está ocupado en quirófano y parece que tarda. Dentro nuestra hermana sufre los dolores oportunos. ¡Paciencia! Cuando la vemos aparecer con su gorrito de colores y sus suecos protegidos con una bolsa plástica verde ―duda: Si se pasea con eso puesto por todo el hospital ¿Para qué sirve? Respuesta: Para que no se le ensucien esos suecos tan monos de colores. Comentario sarcástico: ¡Ah!, que susto, pensé que era por un tema de asepsia de los quirófanos, paritorios...― sabemos que será para ella, no hay otra.

Desesperados. Son las cuatro de la mañana y la «jodia» de mi hermana está durmiendo, con ocho centímetros de dilatación, la bolsa rota, abrigada en su cama, con música de fondo, drogada con la epidural... y nosotros, por fuera, con el culo plano en los fantásticos asientos de la sala de espera ―sarcasmo, claro―. La cabeza nos da bandazos. A estas alturas de la noche no le hacemos caso ni a las galletas rellenas de chocolate. Buscamos parecidos razonables en los dibujos de las marcas que han dejado las miles de cabezas apoyadas en la misma pared en la que estamos nosotros ―alguien debería pasarle una manita de pintura. Igual en el próximo parto compro un bote y así me entretengo. Otro sarcasmo―. A las cinco y media de la mañana decidimos irnos a la cafetería por aquello de ayudar a superar el jet lag o como se llame.

A partir de las siete de la mañana ya nada nos importa. La gente empieza a llegar. Hay cambio de turno, vienen más preñadas para hacerse sus registros, unas se quedan, otras se van... Nosotros seguimos aquí.

Nos informan de que entra en paritorio. Los nervios se despiertan. A las 9:40 Jose Juan, nombre normalito tirando a recio, ―JJ para la familia― ya está entre nosotros. El padre, sufridor como el que más, empieza a mandar los primeros «guasapos» con las fotos. Todavía nos quedará una hora más para abrazarlos, pero esa pasa rápida.

Mi hermana está radiante y guapísima. Mi cuñado llora de emoción y JJ es un pequeño muñeco, con pelo negro, dispuesto a comerse el mundo. A eso te ayudaré, que para eso soy «ToGuille» ¡¡¡BIENVENIDO!!!

7 comentarios:

  1. Uff menuda aventura!!! Pero valió la pena, muchas felicidades To Guille!!!

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  2. Déjalo crecer amigo, recuerda que a esas edade el bibe es, fundamentalmente, de leche, no de wiski, que te conozco, y las canciones son nanas, no seguidillas picantes que te veo venir... dale la enhorabuena a los protas, papá y mamá, y pa ti, no sé, no se me ocurre...

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  3. MUCHAS FELICIDADES TOGUILLE. La llegada de un angelito como este, que se le ve con pulmones y genio, siempre es bienvenida.

    CArmen

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  4. Este niño vino con un relato bajo el brazo ¡buena señal! al igual tenemos un miembro más en el club de los locos letrados, solo el tiempo lo dirá.
    Ahora a disfrutar de él que el tiempo pasa volando.
    Besos de gofio

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  5. ANÓNIMO: Muchas gracias.

    JOSÉ GERARDO: pa mí, el güiskey, pa celebrarlo, vamos.

    CARMEN: jajaja no sé a quién habrá salido jajaja

    GLORIA:Como bien dices, el tiempo lo dirá. Gracias por el gofio, que bien bien para los bines, jajajaja

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  6. Es lo que tienen los partos largos .... ¡enhorabuena!
    A veces intentamos que los hospitales son algo más alegres, pero me apunto la sugerencia ....

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  7. ¡Qué recuerdos me trae todo esto! Aunque yo estuviera al otro lado, claro. ¡Muchas felicidades, tío Guille!

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