miércoles, 2 de mayo de 2012

«Una jaula llena de grillos»


Tras la muy agradable experiencia del año pasado y ya cumplidos los abriles, decidimos repetir el encuentro. Una vez más celebramos el cumpleaños de Samuel con una “acampada” en el salón de casa.

     En esta ocasión los diez osados vinieron pertrechados, no solo de sus sacos de dormir, aislantes, pijamas y útiles de aseo, sino que, a demás, por aquello de la edad y el tiempo transcurrido, comenzamos a ver cómo las hormonas empiezan un tímido amago de aparición, con voces que cambian, granos, pelillos en el bigote...

     La tranquilidad de la que presumía hace doce meses, se vio un poco comprometida. Tuve que incautar alguna blackberry, por ser elemento aislador del propietario y distorcionador del comportamiento del grupo, así como soportar más gritos, música estridente (motivadora según ellos), vocabulario más evolucionado (por no nombrar las palabrotas) y sobre todo, el aumento de los olores corporales.

   Lo bueno de tener un garaje amplio es que te permite la versatilidad de convertirlo en: sala de videojuegos, cancha de fútbol sala o, incluso, y en algo más moderno, en skate park.

     Después de una amplia cena a base de las socorridas pizzas y de terminar aburridos de la “benditaWii”, nada mejor que una buena película para amansar a las fieras. Yo a las doce, cual Cenicienta, me retiré, dejando a la mitad dormida y a la otra a punto.

    Todo transcurrió en la normalidad hasta las 7:15 horas. Parecía que el trompeta tocaba arrebato. Las fieras, con las pilas cargadas y ávidos de aventuras, comenzaban la consabida lucha de almohadas, montañas sobre el más débil o despistado, carreras al “pipirum”... Parecían animalitos encerrados en una pequeña jaula.

     El desayuno todo un lujazo, lo mejor. Jugos, panes, sobaos, leche con cola-cao... Veinte manos pidiendo. Hasta que, por fin, llegaron sus estimados padres y madres a recogerlos.

     Una vez más superamos la prueba, pero no creo que la repitamos, se hacen mayores.

3 comentarios:

  1. Guille, yo, sin nombrar a nadie más, es decir yo..., estoy viejo para tanta algarabía. Con sólo leerlo ya estoy agobiado. Por cierto, ¿no te tocaría dormir en el sofá de marras? Je je

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  2. Je, no creo que te hayan perdonado todavía lo de la blackberry!!! Cuñi

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  3. JOSÉ GERARDO: Pues no me hubieran venido mal un par de manos más. jajaja

    CUÑI: jajaja ni yo.

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