lunes, 23 de abril de 2012


Aquella tarde, papá, regresó a la tumba entristecido. Al parecer, todo lo que había ocurrido con sus acciones e inversiones, no tenía visos de solución.

     Por suerte siempre había sido un hombre precavido y no había perdido el tiempo esperando. Durante días, y con mucha paciencia, había cavado aquel maldito agujero para que lo enterraran. Era una zona tranquila, con buenas vistas y alejado del barullo. Era su forma de escapar de los problemas inmobiliarios.

      La decisión la tenía tomada, era un cabezota. Por fin tenía la pistola y había escrito su despedida. Había llegado el momento de asentar su última letra.

      Al aproximarse al hoyo, notó que la tierra de los bordes se había desprendido y caído al interior. Con mucha extrañeza descubrió, en el fondo y medio tapado, un sobre.

     Al sacarlo se sintió sorprendido por una carta del banco. Le embargaban la sepultura por falta de pago.

4 comentarios:

  1. Aquí no se escapa naada... Por cierto, feliz día del libro!!! Cuñi.

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  2. Primero lo del libro y ahora esto, pshhhhhhhh, ¿qué quieres que te diga? Si es que no aprendes...

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  3. CUÑI: Es que HACIENDA, somos todos.

    ANÓNIMO: pero lo intento jajaja.

    J: Entre otras cosas.

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