jueves, 24 de marzo de 2011

«Un calentón»

A mi mujer no le guste que le fastidie sus estrategias por lo que, cuando los oí llegar, desaparecí. Me oculté tras la cortina, impávido.

─No te preocupes ─decía ella─ no sabe nada.

─¿Estás segura?, no quiero que nos pille.

─Claro que estoy segura, ¿Piensas que voy a tirar por la borda mi acomodada posición?

─No, claro ─dudaba el otro.

El silencio que continuó me enervó, los imagina enrollándose. Como no pude más salí gritando. Allí estaban, ella de rodillas frente a él, mientras este le agarraba la cabeza con su mano derecha. El sacerdote y ella oraban en silencio.

6 comentarios:

  1. jajaja desde luego creo que deberías ir a que te miren lo tuyo jajaja se te "calientan" los cascos. Muy bueno.

    CArmen

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  2. Y... ¿al final no la mató por querer arrebatarle el amor del cura?, es que no me quedo...
    ¡¡¡Chachooooooo!!! pero... ¿yo que taecho?

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  3. ¿qué? a ti te marcó el pájaro espino, ¿verdad? como siempre...final inesperado.

    Myriam

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  4. Pues razón llevan los que me preceden en los comentarios, muy sugerente, no los mató de "milagro"..., y ahondando en lo no comentado increíble que haya que ocultar eso. Cuñi.

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  5. CARMEN: Igual "lo mio" ya no tiene solución.

    JGERARDO: hay amor pá todos los gustos.

    MYRIAM: chostttttttt ni me acordaba del Pájaro Espino, jajaja.

    CUÑI: Eso, "de milagro" son muchas las cosas que se ocultan.

    AMANDO: Amén

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