Carla y Ángel llevaban tiempo manteniendo una relación. Cada uno tenía su propia vida, su trabajo, su casa, sus aficiones. Tenían un idilio secreto, acordado entre ambos y que no perjudicaba a nadie. Como dos amigos, de vez en cuando, se veían, hablaban… y, en casi todas esas ocasiones la amistad iba más allá y se amaban. Eran felices así.
Un buen día Ángel, que llevaba días soñando e intentando mantener uno de esos encuentros con Carla, se tropezó, casi sin querer con ella y, como siempre, a escondidas, le propuso reunirse. Ella lo miró y sin previo aviso le dijo que no podía, que todo había cambiado, que necesitaba avanzar en su vida.
Sin duda ambos sabían que aquello era algo que, tarde o temprano, pasaría, pero lo dejó sorprendido, triste, abandonado. Era lo que habían pactado, así que, con un suave hasta luego, continuaron con sus respectivos matrimonios.
Pues nada coges carrerilla...., aunque demasiado fácil, falta algo de tragedia no?!!
ResponderEliminarPor cierto ...Cuñi.
ResponderEliminarEres la última oportunidad del más difícil todavía, conviertes lo posible en lo más imposible. Eres capaz de rompernos el caramelo dentro de la boca. En fín, tú sabrás. Mientras esos dos siguen en su historia, el viento sigue soplando desde el este, calima preveen... saludos desde la duna de la paciencia...
ResponderEliminarBueno, a veces las cosas suceden porque tienen que ser así...pero el viaje podría continuar...
ResponderEliminarJo, ¿entonces ambos estaban casados, con otras personas? Eres la pera jajaja unos con tanto y otras con tan poco, jajaja.
ResponderEliminarCArmen
CUÑI: Jajajaja tu lo que quieres es que escriba una telenovela mexicana.
ResponderEliminarJGERARDO: Gracias y cúbrase que sabes que el siroco trastoca el coco, o eran los güisquitos en la plaza jajaja
ANÓNIMO: Siempre se está dispuesto a continuar, si la dicha es buena.
CARMEN: jajaja es lo que hay.