«Recuerda a papá que baje la tapa». Rezaba la escueta nota que había encontrado junto a mi mochila. Esas fueron sus últimas palabras, o por lo menos, las últimas de las que tuve constancia. Me fui al cole dándole vueltas a la cabeza. ¿Qué quería decir?
Pensé que, como siempre, hablaba de la tapa del váter, pero cuando por la tarde volví, la entendí. Ya todo había pasado. Ella se había encargado de todo excepto de aquel pequeño detalle. Se había vestido con su precioso traje lila con encajes. Yacía recostada, con sus dedos entrelazados sobre su pecho. Sus ojos estaban cerrados. Estaba muerta, en su ataúd. No esperé a que llegara mi padre. Tenía una responsabilidad. Yo mismo bajé la tapa. ¿Cuál sería el motivo? Igual quería estar segura de que no iba a vagar, cuál fantasma por este mundo. Igual no quiere que los gusanos se marchen.
Pues no sé si hubiera preferido bajar la del váter oiga...
ResponderEliminarpara mi ánimo de hoy... la verdad es que está demasiado heavy.
ResponderEliminarNo sé como se te ocurren estas asociaciones, pero son muy buenas.
Un abrazo paisano!!!
Me da a mí, intuyo, que la kalima (el leste como dicen por aquí) te tiene la chota grillá, no sé si preocuparme o brindar a la salud de los que tienen la suerte de poder bajar la tapa. Me gustas más cuando el vapor del alcohol te pone graciocillo. Saludos desde Herbania...
ResponderEliminarVaya, vaya...pero qué cosas se te ocurren...no será que tienes falta de echarte un cortadito con los colegas? jejeje
ResponderEliminarP.D. como siempre...sorprendiendo.
Myriam
Tétrico hijo, muy tétrico. Cuñi.
ResponderEliminar¿Imaginación? jooooooooooool ¡te sobra! jajajaja
ResponderEliminarCArmen
JESÚS BRAVO: Uf, si la baja el que está dentro la cosa se pone fea.
ResponderEliminarJ: En ocasiones la realidad supera la ficción.
ANÓNIMO: jajaja buena cantidad de tapas hemos bajado tu y yo juntos.
MYRIAM: Oiga que cuando usted quiera nos tomamos el cortadito, yo llevo la bandeja de dulces.
CUÑI: Sí,también toca....
CARMEN: Alguna sobra jajaja