La
noche se aproximaba. Como cada año su ilusión y recuerdos de niñez
estaban circunscritos a lo que pasara aquella mágica noche. Entre
sus deseos no materiales se encontraba una pequeña lista de buenos
propósitos para el año recién estrenado: estudiar, ir al gimnasio,
encontrar un trabajo...Todos ellos estaban bien, y quizás podría
conseguirlos, aunque para ello sabía que, en primer lugar, debía
superar el gran escollo y problemática debilidad.
Una
luz intermitente, del otro lado de la calle, le devolvió al mundo
real. A su mundo. Se ajustó la solapa del abrigo y salió de la
protección de las sombras que le daban cobijo en aquel umbral.
Aún
con el agradable sabor de sus deseos entre sus labios se acercó a la
negra furgoneta que había aparcado y emitido la señal. Sacó su
billetera y pagó los gramos de muerte.
Era
otro camello, pero no el que consigue sueños.
Pues sí, la magia de la Navidad no lo soluciona todo, pero sí da muchas esperanzas y buenas intenciones que ayudan. Felices Reyes!! Cuñi.
ResponderEliminarQuerer es poder y si realmente prtende llevarlos a cabolo primero debería ser dejar de ser camello y probar a tener mono un ratito, seguro que retoma el camino de los buenos propósitos.
ResponderEliminarEstamos todos un poco durillos estos reyes ehhhhh!.
besos de gofio.
Definitivamente, y lo he dicho millones de veces, no se puede sacar del horror a quien no quiere salir. Lo demás, literatura perdida en la noche de los tiempos.
ResponderEliminarLeerte me ha producido esa "desazón" de lo irremediable ....
ResponderEliminarCUÑI: Ahora falta poner de nuestro lado.
ResponderEliminarGLORIA: Sin duda cambiar de animal, y mantenerse es lo más difícil
JOSE GERARDO: Cierto, pero la literatura nunca es perdida, reconforta.
JUANA: Lo irremediable es la muerte, y hacienda, el resto...
Si es de esa clase, no...
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