jueves, 13 de octubre de 2016

«¿Te hago pensar?»


Un buen día se encontraron. Así, sin más, tímidamente se dieron la mano y comenzaron un camino juntos. Ninguno de los dos sabía dónde iba, pero parecía que querían recorrerlo juntos, conscientes de las dificultades que les aguardaban tras los distintos recodos y esperando tropezar con las piedras que siempre dificultan el paso. Pero también conocedores de la ilusión y la esperanza que les llegaba por estar juntos. 

Tras varios kilómetros recorridos llegaron al temido precipicio. Todo fueron idas y venidas, dudas y aciertos, preguntas sin respuestas, brújulas que señalaban a todos lados salvo al norte, pero les había llegado el momento. 

Juntos, tal y como habían llegado hasta allí, acordaron saltar. Contaron hasta tres. Él saltó estirando la mano para ayudarla a cumplir la palabra dada. Ella, en el preciso y fatídico instante en el que ya no hay marcha atrás, decidió dar un paso atrás y quedarse mirando. Él comenzó a dar vueltas en el aire. No sabía el porqué de aquella ruptura. Sin duda las respuestas tardaría en encontrarlas, pero ella nunca se haría las preguntas adecuadas. 


Gracias por leerme.

2 comentarios:

  1. ¡Que no, tío! que ya no quedan paladines del achuchón, que nadie se tira por nadie, que, pase lo que pase, cada uno se va por su lado... esas cosas son del siglo pasado. ¡No sufras, maldito roedó!

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