jueves, 19 de noviembre de 2015

«Le pica el chocho»

Foto de mi móvil

Pues sí, para qué voy a engañarles ni andarme por las ramas. Le pica el chocho, y mucho. Lo llevo notando desde hace un rato. Pero claro, dicho así, a lo bestia, parece un poco exagerado. Será mejor que me explique un poco.
Como todos los jueves a media tarde, me siento en la terraza de mi bar favorito. Con toda la tranquilidad del mundo me pido y disfruto de un cortado. A la vez ataco un par de capítulos de la  lectura que tengo entre manos.
Enfrente una rubia imponente y lo que parece ser su pareja, se sientan y piden un par de cervezas a Manolo, el camarero, que mirándome de soslayo me hace unas señas. Interpreto que son para recalcar lo buena que está la guiri.
Pasado un rato, me llama la atención los aspamientos y los movimientos inquietos de la rubia en su asiento. Constantemente  se toca la boca, dice algo a su acompañante y baja la mano por debajo de mi campo de visión, y de su mesa, para luego volverla a subir y nerviosamente darle un buche a la cerveza. Ya no puedo seguir leyendo, así que me dedico a observarla.
En una de esas llama a Manolo, el camarero, que al pasar por mi lado me habla por lo bajini: «Parece que le pica el chocho», dice el tío mientras acude raudo a la llamada de la susodicha, entre risitas y vacilones con el otro camarero.
No oigo la conversación, pero entiendo el calentón de la rubia. Manolo, el muy cabroncete, le ha vuelto a poner picante a los altramuces con los que acompaña las cervezas.

2 comentarios:

  1. Tienes que cambiar de lecturas... porque me da que de bareto no vas a cambiar; luego, sueñas lo que sueñas, mardito roedó...

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