jueves, 16 de abril de 2015

«Utilizando el lenguaje corporal»

Extraída, sin permiso, de San Google
El doble clic sobre el botón derecho del ratón de nuestro ordenador nos posibilita el despliegue del menú contextual y por lo tanto, el acceso a una serie de funciones muy utilizadas (copiar, pegar, cortar…). ¿Qué ocurre cuando ese doble clic ―triple para ser exactos― se hace sobre la espalda? ¿Sabes a qué me refiero?

Tras subir las escaleras en una animada conversación, me arrimo a un lado, en un acto que pretende ser un gesto de buena educación, para permitir a mi acompañante cruzar primero el umbral de la puerta. Él se detiene y, con igual pretensión de buena conducta, me otorga tres palmaditas  ―cortas y rápidas, que también abren un lenguaje contextual― para indicarme que debo pasar yo primero.

Continuamos nuestro avance y justo en el momento de despedirse, vuelve a realizar el mismo gesto ofreciendo a mi espalda las mismas tres palmaditas ―¡vaya!

Coincidimos en una reunión. Me deja entrar, con los tres mismos golpitos. Mi espacio vital se arruga. Sin duda este hombre tiene la cualidad ―que me pone nervioso―, de dar la misma cantidad de manotazos, siempre en el mismo sitio, con la misma intensidad ―poca― y con el mismo resultado.

Por esas cosas del destino, al rato, coincidimos en el cuarto de baño. Otra vez me deja pasar. Otra vez las palmaditas. Vamos a lavarnos las manos e intenta, dejarme a mi  primero, pero no ―esta vez no lo dejo―, me aparto de su mano y me alejo.

―Tu primero anda ―y le aflojo tres palmaditas en la espalda.

¿Qué opinas de esa costumbre tan extendida? ¿Eres receptor o emisor de palmaditas? Cuando invaden tu espacio, ¿qué menú contextual despliegas? ¿Te lavas las manos antes de salir del baño? ―no es que esto último me importe, o tenga algo que ver, pero lo pregunto por romper el hielo y empujarte a participar. 

Gracias por leerme.

8 comentarios:

  1. A ver si, con esas palmaditas, lo que estaba intentando era colocar o recolocar ese machanguito tan característico de "inocente" "inocente" jeje.

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    1. ¡¡¡Me cachis!!!! Ya me parecía a mí que me miraban al pasar.

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  2. jajajaja... a mi si me importa. Tendré cuidado cuando me vayas a dar tres palmaditas de malaje.

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    1. A tí no se me ocurriría darte palmaditas, que te tienes el cielo ganado, con esos bizcochones.

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  3. Yo no sabría qué responder; depende de quién lo haga y las veces que lo repita. Me parece un gesto de cercanía y amabilidad, pero a mi en algunas personas me resulta muy incómodo y molesto.

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    1. Así me lo parece, incómodo y molesto. Cada vez que se acerca ¡plaf, plaf, plaf! palmaditas. ¡¡¡Me pone aggggggg!!!

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  4. En llegado este momento, creo, por tu salud, no por nada, que deberías apagar, de una vez, la maquinita, echarte a la calle, con o sin niños, y disfrutar de otras cosas... que los bites y megabites te tienen a ti mu pillao.
    Vete a la calle, échate un algo (refrescos, birras o vinos... según con quién vayas) y aparca la miseria bitera... mira las rosas, imprégnate de aire limpio... lo que sea...
    ¡No sé!, se me ocurre qué... mardito roedó...

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    1. Te hice caso, ¡¡¡¡MENUDO FINDE!!!! pero al llegar al curro, aquí esta el "palmeador" ¿A este podemos enviarlo "palgún" sitio?

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