jueves, 15 de enero de 2015

«Instrucciones para usar una cabina telefónica»

Los niños y niñas de hoy en día, rara vez habrán visto usar
Extraída, sin permiso, de San Google
una de esas casitas que están en la calle con lo que parece un teléfono antiguo, sin «guasap», sin internet, sin juegos… Si Julio Cortazar levantara la cabeza podría, salvando las evidentes diferencias, o darle un ataque por mi atrevimiento o decir algo así:
Ese artilugio azul, en este caso, es un teléfono. Sí, y está en la calle para que todas las personas puedan usarlo.
Para empezar, deberas levantar el palo estirado con dos bolas a ambos extremos, que se encuentran unido por un cordel al cajetín principal. Con cuidado, no vaya a ser que el anterior usuario haya dejado restos de babas u otras inmundicias. Acércalo a tu oído, al que mejor oigas. Ahora tendrás que escuchar atentamente, como has visto que hacen en las películas con las caracolas. ¿Oyes el pitido? Si es constante y monótono puedes pasar al siguiente paso. En caso contrario, baja la palanca, sobre el que dicho auricular se encontraba situado, y vuelve a repetir el proceso.
Si te fijas atentamente, en la parte superior derecha hay una ranura. Por ella deberás introducir monedas, sí monedas. Si no tienes, cosa normal ya que solo usas la tarjeta de crédito o sueles pagar con «Pay-Pal», debes colocarlo todo como estaba e ir en busca de ellas antes de continuar, a lo mejor, si pides, alguien te da.
Si has superado los actos anteriores es el momento de que marques el número. ¡Ups!, lo siento, si estás en una cabina es porque el móvil se te ha quedado sin batería y, claro, no tienes acceso a la agenda de teléfono. Tendrás que tirar de memoria. ¿Te acuerdas como se usaba? Antes, hace unos años, nos acordábamos de todos los números de teléfono, ahora…, bueno, ahora no.
Imaginemos que lo recuerdas. Marca con cuidado cada número, despacio, de uno en uno, asegurando que a la vez que pulsas sobre cada uno de ellos, en el auricular suena un pitidito con cada presión realizada. Tranquilo, es normal.
Cuando hayas marcado los nueve dígitos, debes esperar. Esto es igual que con tu móvil, la señal suena hasta que la persona con la que quieres hablar descuelga y saluda, si es educada claro.
Una vez concluida la comunicación no debes esperar a que la máquina te devuelva dinero. No lo hace. Es vieja. Si queda saldo, cosa que podrás comprobar en la pequeña pantalla que tienes delante, lo perderás para siempre, a no ser que hagas otra llamada, para utilizarlo o que seas buen samaritano y, sin colgar el auricular, para que no se borre, se lo ofrezcas para que la persona que está detrás esperando pueda aprovecharlo. Bueno, en tu caso no habrá nadie, estos aparatos ya no suelen usarse. Es más, por si no te has dado cuenta, la gente te mira raro por utilizar una cabina telefónica. 

Si me permites el consejo, será mejor que cuelgues y, con disimulo, abandones el lugar.

2 comentarios:

  1. Yo creo que no hay que colgar ... Pienso que lo que hay que hacer es (sin menospreciar a la tecnología) no perder el encanto de estos viejos aparatos ...

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  2. Llegado este momento, creo que tú, que se te da tan bien eso de escribir, deberías poner un poco más fácil todo el entramado de la llamada...
    Podrías contarlo, por escrito, paso a paso, algunos ya andamos algo durillos de moyera, con dibujitos, a la vieja usanza, el manual podría llamarse:
    «Como aprender a llamar en las viejas cabinas telefónicas en 15 días y no morir en el intento»
    Harías una, no,la obra benéfica de tu vida... mardito roedó.

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