lunes, 25 de noviembre de 2013

«Las expectativas de mamá»

(Imagen extraída, sin permiso, de San Google)

Las corrientes educativas que aplicamos en nuestra sociedad y escuelas, o al menos en gran parte de ellas, afirman que nuestra personalidad se forma gracias a dos factores que están íntimamente relacionados: la herencia genética y el medio. Ante la pulsión de los genes poco podemos hacer. No así con en referencia a lo que nos rodea.

Imagina una reunión en el colegio destinada a conocer la situación de Raúl (nombre imaginario), su entorno familiar, su historia e intercambiar información sobre la vida del niño, relaciones… Desde mi corta experiencia con él, he podido constatar que Raúl tiene problemas: se baba, no entiende las instrucciones que se le dan, en muchas ocasiones es incapaz de responder a las preguntas que se le hacen, parece evadirse de la clase, y de lo que allí ocurre, y le cuesta mucho mantener el ritmo normal del aula. Por ello necesitaba reunirme con la familia.

La reunión la mantengo con la madre, ella disculpa al padre diciendo que tenía otras cosas que hacer. Durante la conversación, le enseño los trabajos y tareas que hemos realizado hasta ahora, le cuento el desarrollo de las distintas actividades, le voy narrando, poco a poco, las dificultades, que a  mi modo de ver, presenta el niño pero, sobre todo, le hago especial hincapié en las cosas que Raúl es capaz de hacer, intentando así darle un mensaje con el que buscar su implicación en casa y poder reforzarle todos los comportamientos positivos, ya que en muchas ocasiones el niño manifiesta o responde con expresiones del tipo “yo no sé hacer eso” o “yo no puedo”.

Tras un rato de reunión, en la que ella parece aguantar estoicamente mi retahíla, y ya en la puerta despidiéndonos, me mira, con la misma mirada vacía que me dirige Raúl cuando no sabe de lo que le estoy hablando, y muy seria me dice:

—No se preocupe, yo ya sé que mi hijo es medio subnormal. 

Oído aquello me quedo de piedra. Ella se marchó tan tranquila y yo, tras digerir aquella respuesta, me quedé con el dulce sabor de boca de que, por lo menos, a su vista, solo me queda colaborar en que Raúl mejore.

5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Ummmmmm ¿dibujitos? ¿una adivinanza? ¡¡¡¡¡qué bien lo hacesssss!!!!!

      Eliminar
  2. ¡Gracias! por esta ahí y olvidar todos los «si procede» a saltar antes de llegar...
    Saludos desde la esquina de Sise...

    ResponderEliminar
  3. Pues sí, a veces los padres necesitan alguna que otra clase, y sus pobres hijos dependen sólo del profesor que les toque, unas veces tendrán suerte y podrán avanzar, otras veces no y no saldrán de la opinión que su propia madre ya tiene de ellos. cuñi.

    ResponderEliminar
  4. no es fácil ser profesor, desde luego, me he quedado de piedra...un saludo. dejo la dire de mi blog por si quieres curiosearlo, es http://alejandrovargassanchez.blogspot.com ah, y te agregaré a google+, si no te molesta, creo que es bueno tener contacto con escritores por poco que sea. saludos, volveré a pasarme

    ResponderEliminar

Deja aquí tus ideas, sugerencias, consejos... Sería fantástico que firmases tu texto. Muchas gracias por visitarme.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails