Los dos compañeros estaban sentados en el comedor. Llevaban un rato con la mirada perdida sobre las viandas del plato, cuando uno de ellos decidió romper el hielo.
─La carne rebozada fría no vale nada ─dijo tras comprobar la temperatura de su plato.
─Lo sé pequeño saltamontes, pero tienes que hacerte un hombre y hoy toca comer frío.
─No entiendo tu postura, ¿qué tiene que ver mi sexualidad con la comida?
─Mucho. Si no eres capaz de comer este plato, ¿cómo pretendes enfrentarte a las dificultades de la vida?
─Sigo sin entenderte ─intervino levantando la vista─. Espero que comprendas que mi situación económica, social y militar, me permite no tener que enfrentarme a ciertas cosas. Tengo a gente que lo hace por mí.
─Napoleón ─susurró el otro─, ahora empiezo a comprender a nuestro psiquiatra. Será mejor que tomemos la medicación y dejemos los desvaríos para otro momento.
jajaja Se te fue la pinza jajaja
ResponderEliminarTienes que procurar escribir estas cosas más temprano porque te arriesgas a perder el norte!! Cuñi
ResponderEliminarDefinitivamente eres tú, mira que llevo rato mirándolo, así te quedaste en la playa esperando que yo me amarrara al artilugio; ¡en fin! sigue con las mismas pastillas a ver si se te quita
ResponderEliminarANÓNIMO: JAJAJA DEL TODO.
ResponderEliminarCUÑI: el norte, el sur... y todo lo poco que me queda.
JGERARDO: uff se me acabó el paquete.
No me das ninguna pena, chaval, lo malo es que eso solo no se quita...
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