¡Acelera! Fue el enérgico grito que emitió Don José, el rico promotor de la carrera ilegal que se producía esa noche en el garito de Luismi, al ver que su apuesta se quedaba plantada en la mismísima línea de salida.
Por la calle tres, Trueno llevaba un ritmo constante; en la dos, Espronceda, como el poeta, titubeaba y no se decidía entre correr o caminar…; pero, en la cinco, Tormento, que hacía juicio a su nombre, no avanzaba, para desespero de su dueño, ni un solo palmo, nada.
Es lo que tiene apostar con caracoles, nadie sabe lo que harán.
¡Caracoles!dice...a veces tampoco deberíamos apostar por "algunos"...porque al igual en el último momento, te dejan colgado...jejeje
ResponderEliminarEsto se pone complicadillo jajaj
ResponderEliminar