miércoles, 25 de noviembre de 2009

El atrapador de sueños




Jack y Ned andaban tranquilos por el campo; parloteaban, bromeaban, cambiaban impresiones sobre el paisaje… Era una costumbre que tenían desde hacía ya algunos años. Ellos, se tomaban el domingo de otra manera, a la par que disfrutaban de la charla y los sueños de su compañero.


El tiempo pasaba y, sin ellos darse cuenta, algo raro comenzó a ocurrir a su alrededor.


El mundo que ellos conocían, o al menos el que creían conocer, se desvanecía poco a poco, como succionado por un desagüe, bajo sus pies. Ambos se miraron y sonrieron. Ambos me miraron y sonrieron.


Yo, del otro lado de la historia, recogía la escena en mi pequeña caja mágica ─blanca, cúbica, inmaculada, personal e intrasferible, donde guardo, y a veces escondo, mis anhelos y quimeras─ mientras los admiraba complaciente por lo que les iba a ocurrir.

Al fin de cuentas todo era un sueño y además, era mío.

3 comentarios:

  1. Supongo que primero fue la imagen y luego la historia. Me encanta porque el absurdo es a veces tan real... A estas horas de la noche y aquí andamos actualizando blogs, es que... Milagros no nos deja tiempo pa naaaaa.

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  2. Pequeña, mágica y portadora de sueños e ilusiones...deberás cuidar muy bien de esa caja...pues es un TESORO...

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  3. En el fondo, los contadores de historias somos como los cucos, que nos adueñamos de lo que es de otros, vida, sueños, inquietudes, recuerdos o posibilidades. Solo que, a veces, es justo al revés, y son los otros los que nos llenan el nido con su material.
    Me ha encantado

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