Mi
ciclo diario, mis rutinas y mis quehaceres, se han visto modificados
por mi situación administrativa, resumida en la locución: «de
baja por enfermedad». (Más
información aquí).
Todos
los días acudo a mis sesiones de rehabilitación, que en resumen,
para los que no hayan ido nunca, consiste en acudir a un centro
especializado a pasar dolor para después salir agradecido.
Todo
está muy organizado: las camillas, las rutinas, los masajes, los
electrodos... Las fisioterapeutas son muy agradables, profesionales y
parlanchinas. Esto último me genera una duda: ¿Existe en la carrera
de fisio
una asignatura de elocuencia o diálogo o charlatanería? Es que
conozco a varios de estos profesionales y la característica común
que les unen es precisamente esa, todos hablan como cotorras.
La
sesión se resume en varios pasos:
Primero:
Nada más llegar se pasa lista, como en el colegio. En mi caso, como
voy por la mutua, además paso la tarjeta.
Segundo:
Dejar las cosas en la taquilla. No sé cómo me las arreglo pero
siempre he cogido la número cuatro. Bueno, menos hoy que una señora
se me adelantó y tuvo que ser tal la cara que le puse que se
disculpó argumentando que llevaba unos filetes de mero
descongelándose y que, como esa estaba pegada al suelo, la prefería
para que el agua no gotease sobre las cosas de nadie.
―No
hay problema, señora cojo la tres. Y mañana también.
Tercero:
Colocarme los electrodos para el TENS (es un estimulador de
electroterapia para las fibras nerviosas). Como es el hombro
izquierdo, la auxiliar que se encarga tiene que meter sus manos bajo
mi ropa y ¡ahhhh!
―Huy,
perdona que no te avisé que tengo las manos frías.
Cuarto:
La movilización que es la parte dura. Ella, mi fisio, pone cara
lasciva mientras que con una sonrisita falsa e hipócrita empieza a
darle estopa al brazo mientras ella habla conmigo y habla con otro y
habla con la compañera y habla y habla y me pide que me relaje.
―Pero
cómo quieres que me relaje si me estás haciendo
chillarrrrrrrrrrr!!!!
Me
mira y sonríe. Yo la imito. Seguro que le va el sado. Pero le da
igual, yo he ido a sufrir.
Quinto:
Ahora toca ir a mi aire. Me meto en la jaula y empiezo a jugar con
unas poleas: Brazo pa´rriba, brazo pa´bajo; pa´rriba, pa´bajo;
pa´rriba, pa´bajo; pa´rriba, pa´bajo... Un palito pa´rriba,
palito pa´bajo; pa´rriba, pa´bajo; pa´rriba, pa´bajo... Vamos de
lo más divertido.
Sexto:
La de las manos frías otra vez, pero en esta ocasión para el
ultrasonido, que lo que busca es relajar la zona trabajada.
―¡Pero
como quieres que me relaje con esas manos y lo congelado que está el
gel que usas!
Tras
una hora y pico, de alegre actividad salgo: con la cabeza loca,
dolorido, magullado, electrificado y con un frío del carajo, pero
agradecido porque en el fondo, veo cómo mi brazo mejora día a día.
Yo pasé por lo mismo una vez. Lo has descrito tal cual. Si te sirve de algo la compasión y el te acompaño en el sentimiento...
ResponderEliminarMucha gracias por el acompañamiento, "mal de muchos...."
EliminarVaya martirio ..., pero tú lo conviertes todo en una aventura!!! Cuñi
ResponderEliminarES que el día que pierda el humor
EliminarCuatro cosas: no tenía ni idea, te mueres y no lo celebramos..., ¿rehabiitación es hacer dos veces la misma habilitación?, ¿qué te dan a cambio? tres (que ando perdidillo)... si a ti en el fondo te va la marcha y el noveleo, recuerda, y cuatro, ¡por fin..!, cuando estudiamos la carrera había una última asignatura que era "palique en la cafetería" o... ¿ya te has olvidado?
ResponderEliminarNo te preocupes, que el día que nos muramos lo celebramos como nos merecemos jajaja
EliminarAggggg ¡¡¡eso duele segurooooo!!!!! o yo soy muy cobarde.
ResponderEliminarCArmen
Duele y nuuuuuuuuuuchoooooooooo
Eliminarquejica.....,quien te viera pariendo.
ResponderEliminarjajajaja esa sí que sería una nueva entrada para este blog.
EliminarJajjajajaj, hace poco he pasado por lo mismo y lo has descrito tal cual, mi fisio era hombre y le daba a la húmeda cosa brutal, me entere de su vida y él de parte de la mía porque te da hasta corte no contestar a su interrogatorio camuflado con una sonrisa y cara de "Est@ es nueva y tengo que ponerme al día".
ResponderEliminarPero al final termine tan aliviada y mejorada que hasta le regale una botella de Chivas, que sabía le gustaba porque me lo contó en las conversaciones mantenidas.
Un beso y me alegro de la mejoría.
Ummmmm, pues cuando tengas otra botella de esas avisa y le damos al bistec jajajaja
EliminarHay un dicho entre los traumatólogos que tiene que ver con mandar a los pacientes a rehabilitación... un dia de estos, me lo recuerdas y te lo cuento... ;-)
ResponderEliminarSigue mejorando. El truco es no parar.
Jo, me quedé sin el dicho jajajaja.
EliminarEs una tortura que relaja ... jajajaja ¡suerte y ánimo!
ResponderEliminarjajajaj Sí, pero cuando terminas jajaja
EliminarPues nos has pillado ¡Clases de retórica y monográficos de sálvame de luxe! No todo va a ser hacerte sufrir y encima con cara de sota.
ResponderEliminarAdemás, si no sobrevives tenemos material para el panegírico.
¡¡¡¡VES!!!!, ¡¡lo sabía!!!! jajajaj BIENVENIDO/A
ResponderEliminarLA VERDAD QUE HAS DESCRITO TU TRATAMIENTO TAL CUAL,JAJJAJA Y A LA PREGUNTA DE QUE LOS FISIOS TIENEN ALGUNA ASIGNATURA DE LOCUENCIA, LA VERDAD QUE ESO EL ALGO INNATO EN NOSOTROS, JAJJAJAJ. EL OBJETIVO DE NUESTRAS CHARLAS ES TENER A LOS PACIENTES DISTRAIDOS PARA NOSOTROS PODER HACER LO QUE QUERAMOS CON ELLOS,JJAJA Y DESDE LUEGO LO CONSEGUIMOS, JAJJAJA. ESA TORTURA HA VALIDO PARA QUE HAYAS TENIDO UNA BUENA EVOLUCIÓN Y POR FIN PERDERNOS DE VISTA, JAJJAJA UN SALUDO
ResponderEliminarEs cierto que te preferia hablando, que cuando estabas callada ¡¡¡ufffffff!!!! que tirones dabas jajajaj. De la buena evolución eres la culpable, así que muchas gracias, pero en el fondo las ganas de perderte de vista ...jajajaja aunque no pueda morderme jajajaja
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