(Historia
de dos. Cap. II)
(Si no has leído los capítulos
anteriores, pincha aquí)
Con
tantas dudas rondando sobre mi cabeza, decidí esconderme como los
avestruces. Me oculté tras el periódico que mi vecino de barra
había abandonado hacía solo unos instantes. Me acordé de esas
viejas y malas películas de espías en los que los diarios tenían
hechos dos orificios por los que continuar observando al enemigo.
Tenía ganas de verla, pero no me atrevía a descubrirme. Entonces
escuché la conversación.
―Mira,
ya llegó «La
Merkel» ―dijo
mi vecino de barra a su compañero de cañas.
―¿Quién?
―preguntó el susodicho.
―La
Patricia, que ya llegó.
―Ja,
ja, ja ¿Todavía te pica, eh? ¿Cómo la llamaste?
―Ja,
ja, ja «La
Merkel»―ambos volvieron a reír― Es que no hay forma de conquistarla.
Aún
escondido tras las páginas del noticiero, no podía salir de mi
asombro. Aquellos dos hablaban de ella como si estuvieran solos.
―¿Cuándo
fue la última vez que lo intentaste?
―Este
sábado por la noche, pero nada de nada. Es dura de roer, como la
Merkel. No puedo derribar el muro que la rodea. Muchas risitas, muchas bromas, mucha calentura..., pero a la hora de la verdad, nada de nada.
La
curiosidad me pudo. Muy despacio fui bajando el periódico. Quería
verla. Necesitaba mirarla a los ojos para armarme de valor y
acercarme a saludarla. ¿Pero y si era como afirmaban estos dos? Iba
a ser el ridículo.
Mi
mirada se dirigió a la esquina en la que se había acodado ella nada
más entrar. Estaban las personas que había saludado, el camarero,
pero ella...
―¡Vaya!
¿A quién tenemos aquí?
Su
voz resonaba justo a mi derecha. Un hormigueo incómodo recorrió mi
cuerpo y mis piernas comenzaron a temblar. Solté el periódico e
intenté poner mi mejor sonrisa de pocker.
―¡Patricia!
―Su cara se acercó a la mía en busca de un par de besos que por
supuesto no me negué a entregar, tampoco tuve otra opción. Con su
cercanía mis pulmones se llenaron del aroma que desprendían su
negros cabellos recién lavados. Todo yo temblaba.
―¿Qué
haces aquí? ¿Cuánto tiempo? ¿No es que odiabas las barras de los
bares?
Ups creo q me perdí un poco con lo de la Merkel!!! Cuñi.
ResponderEliminarAl final... ¿qué?, ¿hay tema o no...? porque, si no, vaya una peli mala... ¡tú las tines mejores!
ResponderEliminarnada, dile a la Patri que por el mundo hay muchas barras, y esquinas de mesa, más... je je
Anónimo del jable
Buenoooooo, a este tio le hace falta un revolcónnnnnn pa ver si se espabila. Menos mal que ella los tiene bien puestos y seguro que se lo lleva al huerto.
ResponderEliminarCArmen