―¡A
la cola!, ¡como todo el mundo! ―Fue
el grito que me infirió el guarda en señal de bienvenida al ver que
me acercaba con cara de despistado.
Desde
que la consabida crisis había terminado con el estado del bienestar,
de esto hace ya unos diez años, el mundo que conocíamos ya no
existe.
En
el año 2012 nos quejábamos de la burocracia, del papeleo, de la
falta de seriedad... Ahora tenemos que hacer colas para todo y a
todas horas.
Esta mañana la hice para sellar el paro (eso no ha
cambiado); dos horas después para recoger la cartilla de
racionamiento, para recoger bonos de gasolina, para el médico, para
la farmacia, para cambiar los zapatos por otros usados, pero en mejor
estado...
Nuestra
vida ha cambiado mucho. Ya no hay dinero para nada, ni para comprar
tabaco. Ahora hago cola para darle una calada a un cigarro.
Camino de eso vamos, dentro de poco tendremos que hacer cola hasta para vivir.
ResponderEliminarGuille, tus palabras provocan zozobra pero esperemos, con esperanza, que todo poco a poco coga camino, el recto, a ser posible.
Besos de gofio.
Y... tiro porque me toca...!
ResponderEliminarGLORIA: Eso esperamos todos.
ResponderEliminarANÓNIMO: pues no te olvides de coger número, para que nadie se cuele.
¿ya me toca...?
ResponderEliminarANÓNIMO: Quizás
ResponderEliminares una de tus mejores publicaciones... breve y real que da escalofríos... con tu permiso voya compartir el link.. un beso
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