Era un
ocho de julio, como siempre, el puerto era un bullicio constante
entre el ir y el devenir de comerciantes, marineros, truhanes y
prostitutas. Aunque la tripulación había vivido aquella situación
muchísimas veces, hoy el aire parecía distinto.
Las
últimas mercaderías y abastos se subían a la nave capitana. Todo
en la pequeña flotilla parecía estar dispuesto. Ninguno de ellos
podía imaginar la aventura que les esperaba.
Cuando
el Capitán dio la orden de partir, los ánimos y cantares de toda la
tripulación hicieron inflar con brío las velas mayores de los
cuatro navíos. Todos estaban felices, anciosos y nerviosos. Uno
lloraba.
El
joven Joao se había colado a bordo y ahora se escondía tras un
barril lleno de manzanas, que a buen seguro, no durarían mucho
tiempo frescas. Su corazón también se pudriría.
Subió
al barco sin pensarlo. Huyendo de los guardias enviados por su padre,
que lo mandaba, como hijo segundón que era, a un convento lejos de
Lisboa. Él no quería alejarse de su amor, la bella María, pero el
destino y la poca fortuna le habían jugado una mala pasada.
Desconocedor
de las rutinas marineras pensó que aquel barco acababa de llegar. Su
plan era pasar la noche escondido y al día siguiente, una vez
partida la caravana que lo tenía que llevar a su destino, volver a
casa e intentar solucionar sus problemas.
Su
retorno se retrasó casi dos años. Sin quererlo se había convertido
en un polizón rumbo a alta mar, con el destino de abrir la ruta
hacia la india junto al gran capitán Vasco de Gama.
Se
marchó siendo casi un niño y regresó como un hombre. Su amor
desapareció, pero su espíritu se lleno de los sabores de las
especias, de la salitre del mar impregnada en los puros de su curtida
piel y de las aventuras que los soñadores y viajeros futuros siempre
intentarán recuperar.
Pero, MAESTROOOOOO ESTO QUE ES LO QUE ES, CLASE DE HISTORIA?, O LAS HISTORIETAS DEL ABUELOOOOOOOO???
ResponderEliminarCArmen
Historias de antaño que, aunque en otro ambiente, se repiten en el tiempo. Cuñi.
ResponderEliminarEn esta esquina hoy corren aires de èpocas pasadas con olor a salitre y algas. Siempre es bueno recordar tiempos y vidas pasadas.
ResponderEliminarMe has arrullado con el vaivén de tu mar hoy. saludoss!!
CARMEN: jajajaja más o menos.
ResponderEliminarCUÑI: y se seguirán repitiendo. Lástima que se olviden.
GLORIA: gracias, vuelve a navegar cuando quieras.