Mamá
acaba de cumplir sesenta años. Lo celebramos la semana pasada.
Durante todo este tiempo ella, y solo ella, siempre ha sido la reina
de la casa, con sus joyas, sus sombreros, su prepotencia...
Siempre
que salimos, da igual el lugar, el vecindario la saluda con
reverencia, hasta los empleados se cuadran a su paso.
Cuando abre la
boca todos los que estamos a su alrededor callamos y escuchamos sus
palabras, quizás por cumplir aquello de que mas sabe el diablo por
viejo, que por diablo.
Las
felicitaciones nos han bombardeado. Si soy sincero creo que estoy
celoso. Medio mundo le ha hecho regalos. El otro medio, entre los que
me incluyo, desean o han deseado en algún momento su muerte. ¿Te
parecen duras mis palabras? Es posible, pero cumple sesenta años en
el trono, siendo la reina venerada del decaído y obsoleto Imperio
británico, y yo también quiero reinar.
El problema está en que mamá no sabe el hijo de la gran... mamá que tiene. Pero nada, a ver si nos devuelven el Preñón de Ginebraltar. Je je
ResponderEliminarJajajaja ¡¡¡el pobre!!!! es que no lo dejan, con la ilusión que le hace ponerse la corona y ha este paso la única que se pondrá es la fúnebre jajajaja.
ResponderEliminarCArmen
Pues no le queda nada todavía, la Isabelita aún parece tener fuerzas para muuuucho tiempo!!! Cuñi.
ResponderEliminarJOSÉ GERARDO: El problema está que, a lo mejor, la mamá sí sabe lo que es su hijo y por eso no se muere jajaja.
ResponderEliminarCARMEN: No, si en el fondo...
CUÑI: Cierto, mira que es dura la viej....jajajaja