─Y no intentes escabullirte, que no va a servirte de nada ─dijo mientras intentaba retenerla con todas sus fuerzas.
Ella continuó su huida calle abajo. Mientras esquivaba los pequeños baches y las piedras que se encontraba, sentía como aquellas palabras le retumbaban en su ser tal y como lo hace el eco a lo largo de las montañas. Tenía la necesidad de salir de allí, no podía esperar más.
A la vuelta del primer recodo encontró una pequeña rendija por la que podía escapar y dejar de oír aquella letanía. Fue fácil, apenas le costó. Es lo que tiene ser agua en acequia vieja.
Pues qué quieres que te diga, cortito pero tiene un no sé qué.
ResponderEliminarCArmen
...quién fuer agua a veces!!! Cuñi
ResponderEliminarbe water my friend....
ResponderEliminarUnos ahorrando y tú tirándola por las acequias y encima viejas... eres como la cantonera de esa acequia, nunca sabemos por dónde se te va a ir la olla... je je...
ResponderEliminarUn achuchón desde el pico La Zarza...
CARMEN: Pues eso, a veces basta un pequeño no se qué.
ResponderEliminarCUÑI: o acequia.
J: The question is: let or not let go.
JGERARDO: Es lo bueno de tener escasez de olla, jajaja