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Imagen extraída, sin permiso, de San Google |
Un grupo numeroso de
personas se sienta en un bar y empiezan a pedir, entre otras cosas,
cafés. La camarera, armada con una preciosa sonrisa, comienza a
atenderlos:
—Cortado.
—Solo.
—Solo
largo.
Su mirada va pasando, de manera relajada, pero atenta, de
uno en uno de los presentes.
—Solo
con hielo.
—Cortado
con leche desnatada.
—El
mío con leche de soja.
—Cortado
tibio.
La sonrisa empieza a cambiar de ángulo a la vez que la de
los clientes aumenta escuchando tanta variedad. Ellos siguen
pidiendo
—Café largo
con hielo.
—Cortado
con leche condensada.
—Cortado
con leche fría.
—Cortado
con sacarina.
—Café
con leche.
Una vez terminada la ronda, la ahora circunspecta
camarera, pregunta:
—¿Falta
alguién? —Al estar
segura de que no, se marcha, sin esperar la respuesta.
Todos ríen
y comentan lo que acaba de ocurrir. Una de las presentes hace caer en
cuanta al grupo de que la chica no había tomado ni una sola nota.
Todos vuelven a reir. Como conclusión estiman de que es imposible de
que se acuerde de todo.
La camarera regresa con una bandeja.
—Les
dejo la cafetera en el centro, las tazas, los vasos, los distintos
tipos de leche y azúcares. ¡Ánimo! no es tan difícil!
¿Te
identificas con este grupo? ¿qué te parece la reacción de la
camarera? ¿Cómo hubieras actuado tú?
¡Me encanta la reacción! Yo los hubiera enviado directamente a la despensa jejeje.
ResponderEliminarYo soy de la generación del cortado de toda la vida, sin más historias ni cambios de sabores, leche o azúcares. La reacción de la camarera ha sido adecuada a la variedad y al tiquis miquis de los cortatertulios.
ResponderEliminarYo con un "tenemos la cafetera rota" me habría sacudido a tanta gilipollenga. ¡¡¡Roedó que es uno!!! saludos desde debajo de la panzaburro.