Era
uno de esos días para olvidar: el coche se había estropeado, las
cosas no iban bien en la oficina, le dolía la espalda, había
discutido con un amigo y lo único que tenía ganas era de llegar a
casa; así que, con tanto factor en su contra, decidió marcharse
antes de la hora habitual.
Al
entrar le sorprendió la tranquilidad. Las luces estaban apagadas y
una música se dejaba escapar, escaleras abajo, amortiguada por
alguna puerta cerrada.
Dubitativo
subió la escalera peldaño a peldaño, intentando anteceder lo que
podía estar ocurriendo.
Tal y como se había imaginado, la puerta de
su cuarto estaba entreabierta. Una sombra se movía alegremente por
el cuarto, al son de un ritmo ágil y alegre.
Abrió
la puerta temeroso. Su mujer estaba en ropa interior de encaje con
todo preparado. Sonaba «la
Billo´s». Sobre
la cama el disfraz de ambos. ¡Había llegado el carnaval!
Y... yo, con estos pelos... je je
ResponderEliminarNada que una buena peluca no arregle
EliminarMascaritaaaaaa ¿me conoces?
ResponderEliminarCArmen
ufffff, te lo vas a tener que currar un poco más.
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